Por Carolina Foglia y Marcelo Ochoa. (ID ICO/UNGS) Responsables de la materia Infancias, Juventudes y Políticas Sociales

¿Cuántos niños/as viven en el Conurbano?

Según datos del último Censo Nacional de Hogares, Población y Vivienda del año 2022, en los 24 partidos del Conurbano Bonaerense viven 2.902.341 niños/as y adolescentes de entre 0 y 17 años. Estos representan alrededor de un 26,8% de la población total de ese aglomerado, un peso similar al que tienen en la totalidad de la provincia de Buenos Aires y en el total del país (26,6%). En otras palabras, un poco menos de un tercio de la población del Conurbano Bonaerense está constituida por personas de hasta 17 años. https://observatorioconurbano.ungs.edu.ar/?p=478

En términos demográficos, se destaca el decrecimiento del peso poblacional de esta población, que en el censo anterior del año 2010 ascendía a 2.989.553, constituyendo un 30,15% de la población total de la región conurbana. Su peso entre 2010 y 2022 disminuyó un 3,35% en consonancia con la baja de tasa de natalidad, que según cifras del Ministerio de Salud comenzó en 2014.

Observando la distribución y evolución de la población por grupos de edad, es posible captar, en particular, una mayor disminución del segmento de la primera infancia (niños/a de 0 a 5 años). Mientras que en el 2010 estos constituían el 10,5% de la población total, en el año 2022 solo constituyen el 7,48% de la población total y se evidencia una baja de casi 196.000 niños y niñas de este grupo etario respecto del 2010. En los otros tramos de edad no se observa disminución relativa.

En términos de pesos relativos por tramos de edad se destaca un peso similar de la población de primera infancia y del segmento adolescente (alrededor del 7%) y un peso diferencial de la población de 6 a 12 años, que constituye el 11% de la población total.

¿Qué está pasando con las condiciones económicas de vida de lo/as niño/as del Conurbano?

La pobreza es sin dudas el elemento (des) organizador de la vida en el Gran Buenos Aires. Los datos provenientes de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) respecto de población debajo de la línea de pobreza, es decir de población cuyos ingresos no superan el valor de la Canasta Básica Total (CBT), dan cuenta de que en el Conurbano Bonaerense en el primer semestre del año 2025 el 34,5% de las personas son pobres, cifras similares para el conjunto del país pero el doble que el registrado en la Ciudad de Buenos Aires. 

Vale precisar que este indicador de pobreza se eleva considerablemente en el caso de las personas desocupadas (61,8%) y en menor medida en aquellas personas con ocupación informal (39,2%). En esta línea podemos agregar que, según datos de la referida encuesta, para el primer trimestre de este año, alrededor del 9,7% de las personas se encuentra desempleada en el Gran Buenos Aires y un 38,4% de las personas, casi 4 de cada 10, tiene un empleo no registrado en el sistema de seguridad social. Estos datos resultan relevantes para pensar en la pobreza infantil ya que, cuando el jefe del hogar se encuentra desocupado, la incidencia de la pobreza en las personas trepa al 75%, repercutiendo en la situación de los NNyA que habitan en esos hogares. https://observatorioconurbano.ungs.edu.ar/?p=9679

Analizando específicamente la incidencia de la pobreza en personas de hasta 17 años, podemos observar que este porcentaje llega al 51,3% en el Conurbano y al 49,2% en el país (EPH, primer trimestre 2025). En otras palabras, 5 de cada 10 NNyA que habitan en el Gran Buenos Aires son pobres. Esto contrasta significativamente si se compara con la población de NNyA de la Ciudad de Buenos Aires donde 3 de cada 10 son pobres. Si bien este indicador ha tenido una reducción respecto del año anterior (del 3,1%) y, en particular respecto del I semestre del año 2024 cuando se evidenció una fuerte agudización alcanzando la incidencia de la pobreza infantil un 76%, las cifras se mantienen en altos niveles, al menos desde 2016 cuando se comenzó a utilizar la nueva medición. Asimismo se observa una mayor dificultad en la reducción de la pobreza infantil respecto de la pobreza general la cual decreció entre el IV semestre de 2024 y el I del 2025 en 6,7%. https://observatorioconurbano.ungs.edu.ar/?p=9683. Vale destacar, sin embargo, la discusión reciente respecto de los alcances de la CB utilizada para construir este indicador y la necesidad de actualizarlo.

En relación al indicador de indigencia, la población cuyo ingreso no supera el valor de la Canasta Básica Alimentaria (CBA), en el primer trimestre de este año ascendía a 13,6% de los NNyA habitantes del Conurbano, alrededor de un 2% más que el indicador reflejado para el total del país y un 5% más que la cifra de indigencia para la población general https://observatorioconurbano.ungs.edu.ar/?p=9691. En el caso de la indigencia infantil se observa una reducción más significativa (23%) respecto de la reducción del indicador de indigencia de la población total (16,6%), considerando el período I semestre 2024 a I semestre 2025. Aquí cobran un papel central la Asignación Universal por Hijo y la Prestación Alimentar, las cuales al constituir prestaciones monetarias para las familias con hijos de menos de 18 años mejoran los ingresos de los hogares impactando en la tasa de indigencia. 

Los indicadores presentados permiten observar un proceso de infantilización de la pobreza que se expresa de manera más cruda en el Conurbano Bonaerense. Esta concentración de situaciones desfavorables en la población más joven se vincula con la situación de precariedad que atraviesan los adultos, signada por la vulnerabilidad laboral, condiciones de hábitat poco aptas y el acceso deficiente a bienes y servicios públicos. Esto demanda de mediciones de carácter multidimensional que incluyan diferentes aspectos- vivienda, salud, educación, servicios básicos, protección social, entre otros-, que, más allá del ingreso monetario, permitan captar en forma más precisa las condiciones de vida y las desigualdades que atraviesan los NNyA de la región. Sobre esta base debe montarse el diseño de estrategias de políticas públicas integrales, sostenidas y coordinadas, que intervengan sobre las diferentes vulnerabilidades y que pongan en un lugar protagónico, en tanto actores sociales sujetos de derecho, a las infancias y adolescencias.