Por Francisco J. Cardozo (1)

 

Antonio Fernández: “En Campo de Mayo pasaron más de 5.000 detenidos desaparecidos. (…) era una zona donde tenías hasta un hospital maternal clandestino, (…). Y tenían un aeropuerto dispuesto a hacer desaparecer a los detenidos”

Militante comprometido con la cuestión social desde los 15 años, se convierte en uno de los primeros seminaristas obreros: trabaja en fábricas de alimentos, metalurgia y cerámica, siempre asumiendo un compromiso gremial. A fin del 75 es secuestrado y recluido en una cárcel semiclandestina en la localidad de Coronda (Santa Fe). A poco del golpe, y gracias a la intervención “del obispo de los pobres” Alberto Devoto (quien lo había acercado al seminario), su detención se legaliza y permanece recluido hasta 1982.
Cuando recupera su libertad, se asienta en Grand Bourg y retoma su militancia, trabajando en organizaciones territoriales, gremiales y de derechos humanos. Su labor como maestro y directivo de escuela lo lleva a integrar SUTEBA y defender activamente la escuela pública de las políticas neoliberales.
De manos de Pérez Esquivel, en 1995, Antonio recibe un reconocimiento por su trabajo social y solidario. Esto lo acerca a la organización, y junto a un grupo de compañeros crean el SERPAJ Zona Norte. En 2001, impulsa el Movimiento de Trabajadores Comunitarios de General Sarmiento. Frente a la crisis, trabaja para resolver la urgencia del hambre y el aislamiento: organiza ollas populares y convoca al trabajo común, para evitar la ruptura de las redes sociales. Un momento clave en su camino de lucha por la memoria, la verdad y la justicia se da en 2005, cuando protagoniza el nacimiento de la Comisión por la Recuperación de la Memoria de Campo de Mayo. Este colectivo, integrado por decenas de instituciones (la UNGS, organizaciones políticas, sociales, de DDHH), será el primero en ingresar a Campo de Mayo realizando actividades masivas, colocando placas frente a lo que fue la maternidad clandestina (el hospital) y reclamando la apertura de los juicios por muertes y desapariciones perpetradas allí en la última dictadura.

¿Cómo fueron sus inicios de su trabajo comunitario en la zona de Ex. Gral Sarmiento?

La última etapa de cárcel ejercí como maestro allí dentro enseñando a mis compañeros que eran analfabetos. Cuando salgo comprendo que había un movimiento importante, “el movimiento docente” así que me comprometí con el sindicato en la construcción y el comienzo de lo que luego fue el SUTEBA, en el 84´-85´. De ahí en adelante el compromiso era el trabajo profundo, tanto con el sistema educativo en si como el trabajo con los pibes y los padres, lo que nos llevó a profundizar el trabajo territorial con las organizaciones.
Luego vino la crisis del 2001, y en mi caso el impulso de un movimiento social que llamamos «Movimiento de trabajadores comunitarios», que nos llevó a fomentar cooperativas, grupos de trabajos, mucha relación de escuela con la comunidad. Fue la época en que las escuelas comenzaban a abrir sus puertas para su comunidad, con patios abiertos y otros proyectos que fueron surgiendo en el sistema educativo. Esto hizo que nos relacionáramos con los organismos de derechos humanos, entre ellos el SERPAJ, que reconoce ese trabajo, y en los 90´ me entregan un reconocimiento por el trabajo realizado con las comunidades. Este primer paso hizo que buscáramos un mayor compromiso, y por ello construimos un espacio local denominado “Servicio de Paz y Justicia, Zona Norte». De ahí en adelante el trabajo principal estuvo relacionado con los Derechos Humanos, pero en un marco integral: Derechos Sociales, Derechos Económicos, todo lo que ha sido la pelea de nuestro pueblo por la conquista de derechos. Fundamentalmente en el marco de recuperar todo aquello que ha vivido nuestro pueblo, recuperar su memoria, su historia. Esto nos llevo a estar comprometidos todo el tiempo con el tema de la recuperación de la memoria en esta región.

¿Qué incidencia tuvo en la región el trabajo realizado con SERPAJ Zona Norte?

Significó una relación profunda con los barrios y la historia de cada una de estas comunidades. En el caso nuestro entendimos que Campo de Mayo tuvo mucho que ver con todo lo malo que surgió en esta región y entonces impulsamos la investigación sobre el papel que tuvo Campo de Mayo y fuimos entendiendo que no era solo una fuerza militar, sino que estaba comprometida con un sistema político y económico de la región. Por lo cual esta fuerza era la que, en cierta medida, había impulsado la represión de todos aquellos que estaban en contra de sus proyectos. Siendo nosotros, en mi caso delegado de una fábrica de la zona, entendí que eran ellos junto con los patrones y los sectores de poder de la zona, los que habían impedido que siguiéramos creciendo, siguiéramos exigiendo las conquistas laborales que en ese momento estábamos pidiendo. Esto llevó a que muchos de mis compañeros de los delegados, hayan pasado por ese lugar.

¿Consideras que en el Conurbano se conoce la historia de lo que pasó en la dictadura? ¿Cómo pensás que conserva la gente esa historia?

Primero debo decir que la zona en la que estamos comprometidos nosotros, San Miguel, José C. Paz, Malvinas- es decir, el ex Gral. Sarmiento- , había sido trabajado muy bien por el sistema de poder, porque vivían acá, en Campo de Mayo-. Como se sigue haciendo hoy en día desde los medios de comunicación, le hacían creer a la gente que la represión era una respuesta a lo que habían hecho, era por algo. De alguna manera era toda una fuerza militar que estaba muy comprometida con los territorios., que reprimía o enfrentaba todo lo que fuera oposición.
Por eso, cuando nosotros empezamos a trabajar en nuestro territorio tuvimos que hacer una tarea muy lento, muy profunda también. Era muy importante el papel de las escuelas, trabajar con los padres de los pibes, porque ahí muchos de estos padres por primera vez comenzaban a hablar de lo que les había pasado a ellos como miembros de esta comunidad, en los barrios. José C. Paz, una de las partes más pobres del ex General Sarmiento, era el lugar donde el equipo nacional de futbol entrenaba. Por lo cual dicha zona estaba totalmente militarizada, nadie podía pensar o decir algo distinto. Un poco por el encanto del futbol, pero otro tanto porque la represión lo impedía. Cuando nosotros comenzamos a entrar a esas zonas, empezamos a ver que la gente de los barrios tenía mucho por decir y contar de la represión, que no era solo del futbol y el deporte.

¿Consideras que el accionar represivo tuvo alguna particularidad en la región?

Yo creo que la represión cayó muy fuerte sobre el Conurbano, porque allá por los 60-70, nuestro pueblo que venía del interior, no solamente asentarse a nuestro territorio, sino también a organizarse. Y todo esto ha significado el nacimiento de luchas muy potentes, porque en todo el Conurbano existieron fuerzas dispuestas a luchar por mejoras.
Es cierto que aquellos que veníamos de experiencia de lucha en el peronismo, antes de los 70. Nos relacionábamos muy fuerte con las fábricas, entonces el delegado del barrio estaba relacionado con las fábricas textiles y conformábamos una fuerza suficiente como para impulsar acciones. Justamente por eso necesitaron organizarse las fuerzas militares en conjunto con los civiles aliados, como por ejemplo en Campo de Mayo, para destruir estos movimientos. Porque cuando ellos fueron por la represión, no reprimieron solo a un sector subversivo, sino que iban contra un sector social que estaba cuestionando el poder. Por eso tenían control de gran parte del Conurbano. Acá en el ex Gral. Sarmiento, desplegaron una fuerza donde cualquier vecino pasaba a ser enemigo, especialmente aquel que participaba de alguna actividad política, o sindical, o social, o estudiantil.
Siendo maestro, uno de los primeros lugares donde me toco trabajar fue la escuela Nº 54, -actualmente la escuela Nº 20- de Grand Bourg y tomamos contacto con los padres de esa población y ellos nos fueron contando como esa zona estaba controlada militarmente. Si bien conocíamos que allí la Directora Susana Pertierra fue llevada y desaparecida, investigando la escuela nos dimos cuenta que había una portera con una hija adolescente y también otros docentes que también fueron secuestrados. Donde hoy se recupera la zona de “El cilindro”, donde actualmente se encuentra el Palacio Municipal de Malvinas Argentinas, era una zona militar. Inclusive tenemos noticias de una persona detenida en ese sitio , que sobrevivió a la detención , pero hoy está muerta: Aurelia Tejerina. Ella hablaba de una cantidad grande de detenidos que estuvieron en ese lugar. Otras historias que conocemos son del El barrio «La Manuelita», ya que varios de mis compañeros vivían ahí en el `76. Cando van a buscar al Sacerdote Jorge Adur, lo secuestran junto a otros seminaristas y ese barrio pasó a ser una zona militarizada

¿Qué otros actores civiles estuvieron involucrados en el proceso?

Las patronales de las fábricas más importantes de la región, como el caso de la Ford, Mercedes Benz. el año pasado logramos algunos juicios en relación a lo que sucedió en la empresa astillera «Astarsa» en Tigre. Se ha trabajado con lo sucedido con el movimiento obrero en la época de la dictadura, de los cuales muchos detenidos fueron llevados a Campo de Mayo, y en estos juicios se pudo trabajar la responsabilidad empresarial y también la responsabilidad de algunos sectores del sindicalismo, porque también muchos de ellos entregaron a sus compañeros.

Habitualmente se hablaba de este proceso como se habló del «golpe militar», pero al poco tiempo empezamos a hablar de un «golpe cívico-militar» y no hace mucho también comenzamos a hablar de un «golpe cívico-militar y eclesiástico». En el caso de Campo de Mayo, hemos trabajado sobre el papel de los sectores eclesiásticos en la maternidad clandestina. Las monjas y muchos de los médicos tenían grado militar, eran encargados de procesar el ingreso de una mujer embarazada, el parto, hasta que salía. Y otro rol importante fue el de los capellanes, los 13 o 14 capellanes que había en Campo de Mayo poseían grados militares, por lo que estaban al frente de cada una de las acciones que emprendía esa escuela militar. . El cura con el grado de Mayor que estaba con esos 13 capellanes, José Luis Mecchia Agnola Pascuttini, provenía del nazismo, había participado en la Segunda Guerra Mundial, y cuando llega a Argentina se hace cura y lo ponen al frente de los capellanes. Murió hace unos años, y en la zona donde está la Universidad, el intendente de Malvinas Argentinas, J. Cariglino, puso su nombre a una calle,
Recién el año pasado, pudimos ingresar un proyecto de juicio a los capellanes, pero ahí ha quedado porque hay complicidad también del Poder Judicial. Por lo tanto han decidido no avanzar tanto con los civiles, llámese empresarios, grupos políticos, o eclesiásticos. Algunos miembros del sector eclesiástico, no solo recolectaban datos, sino que eran participes de las torturas durante el Proceso. Eran quienes calmaban las conciencias de esa fuerza militar, cuando algunos se cuestionaban lo que estaban haciendo. Ellos todo lo bendecían, bendecían las picanas, bendecían los fusiles, porque era un combate contra lo peor, que ellos decían era el comunismo, era un combate contra el mal. Esa era la iglesia, aunque también sabemos que hubo compañeros, entre ellos unos obispos que fueron muertos por su compromiso. Pero era un sector chico y no tenían fuerza para cambiar esta historia,.

¿Qué rol tuvo Campo de Mayo en la represión en esta zona?

Por Campo de Mayo han pasado más de 5.000 detenidos desaparecidos. Además había un hospital maternal clandestino, donde muchas de las detenidas y desaparecidas eran llevadas a tener a sus hijos. Y tenían un aeropuerto en el mismo predio, que usaban para desaparecer a los detenidos Un ex colimba Ibáñez, que estuvo trabajando allí , veía como semanalmente llevaban cantidad de gente a esos aviones.. No solamente Ibáñez lo contó en su momento, por suerte cerca de 600 ex colimbas han podido contar esa historia, y eso nos ha ayudado a recuperar gran parte de lo que pasó en esta región.

¿Qué avances hay del trabajo realizado por SERPAJ Zona Norte allí?

Es muy importante lo que se ha hecho en Campo de Mayo, en conjunto con varias organizaciones, entre ellas la Universidad Nacional de General Sarmiento con su equipo de trabajo «Memoria y Territorio», junto al equipo de SUTEBA. No solo se han podido poner placas y señalamientos allí dentro, sino que hemos trabajado mucho la historia de lo que ha pasado. Esto fue muy importante para el trabajo con los pibes, con las escuelas, con las organizaciones sociales barriales. Hemos conseguido testimonios, de mucha gente que antes tenía miedo, pero que han ayudado en varias causas penales. Es cierto que se avanzó poco con las causas penales,, pero ya hay 16 en condiciones de iniciar los juicios con el testimonio de cerca de 600 personas involucradas que han sufrido la represión.

¿A 40 años de la instalación de la dictadura, que reflexión se puede hacer respecto de los aprendizajes realizados en el camino de la recuperación de la memoria,? ¿ Qué legado se puede dejar a otras generaciones?

Yo creo que aprendimos a resistir, y aprendimos que hay derechos que no podemos seguir entregando, que es necesario el otro, es necesaria la unidad, es necesario el trabajo paciente. También creo que, en cierta medida, , al gobierno actual le costará un poco más intentar profundizar lo que iniciaron allá con los gobiernos neoliberales en la dictadura, Si bien en cierto que avanzaron en estos últimos meses, también es cierto que hemos aprendido que debemos salir y ganar la calles y ocupar los espacios. El hecho de recuperar la democracia, también es recuperar la fuerza que tenemos para no perder los derechos, y creo que hoy estamos hasta cuestionando la designación de alguien que fue elegido democráticamente, que representa un modelo social que nuestro pueblo en el marco de una democracia queremos que cambie porque no estamos dispuestos a que siga adelante.
Oir departe de la gente «esto no queremos» es lo que nos lleva a decir que hemos aprendido. Que no estamos dispuestos a seguir entregando nada, y que si bien todavía tienen poder como para seguir reprimiendo o parando la protesta social o seguir mintiendo por sus medios de comunicación, cada vez les cuesta más.

(1) Licenciado en Comunicación de la Universidad Nacional de General Sarmiento. Especialista en Gestión y Evaluación de Instituciones Educativas, de la Universidad Nacional de Tres de Febrero. Actualmente desarrolla su actividad profesional en la Dirección General de Coordinación Técnica Administrativa del Instituto del Conurbano, y como colaborador en el área de Comunicación del Observatorio del Conurbano Bonaerense.