Por Bárbara Couto 1

forniSociólogo e investigador del CONICET, Pablo Forni, tiene una larga trayectoria de investigación sobre organizaciones de base o comunitarias en el territorio del Conurbano Bonaerense. Al respeto, lo entrevistamos en la Universidad del Salvador, donde se desempeña como docente y Director del IDICSO, para conversar sobre los aportes del libro editado recientemente por la Universidad Nacional de La Plata «Ni punteros ni piqueteros. Organizaciones populares durante el kirchnerismo»

 

 En los noventa veníamos de un proceso de desertificación organizativa y a partir de 2003, se evidencia un proceso de proliferación de organizaciones, formalización de organizaciones existentes y de institucionalización de espacios de participación. Nos interesa tu mirada sobre estos procesos y sobre las organizaciones del Conurbano puntualmente.

Las organizaciones del Gran Buenos Aires que surgen post-2003 aparecen con características originales o diferentes respecto a las organizaciones populares previas. En 1998-99, período de pleno empobrecimiento, niveles altísimos de desocupación y pobreza y creciente malestar social, eran muy particulares las organizaciones que proliferaban. Nos interesaba conocer qué tipo de organizaciones surgía en un escenario tan hostil en las zonas de mayor exclusión del Gran Buenos Aires. Tomamos el municipio de Moreno y algunas prolongaciones de este municipio para el lado de Morón y de José C. Paz para tener una idea sobre cómo surgían y se desarrollaban este tipo de organizaciones, qué características tenían.
Nos centramos en Cuartel Quinto en Moreno en el límite con José C. Paz. Para mi tesis doctoral había tomado el caso de la mutual El Colmenar en Cuartel Quinto como una forma de organización, una mutual, que surge y se desarrolla por fuera y enfrentada al Estado municipal en los años noventa en un área periférica y excluida del municipio de Moreno en aquel momento. Me interesaba el tipo de redes y de alianzas que había establecido esta mutual, con ONGs, fundaciones, el gobierno nacional y formas de la cooperación internacional. Después impulsaron grupos de microcrédito para mejoramiento habitacional con un proyecto con el Banco Interamericano de Desarrollo junto una ONG, Pro-vivienda social, para buscar soluciones en un área de urbanizaciones extremadamente nuevas y precarias y en ese momento con casi toda su población por debajo de la línea de pobreza.
El trabajo que publicamos sostenía que existía una red de organizaciones muy activa en la zona, muy imbricada con la vida cotidiana de la población de estos nuevos barrios. Tomamos diferentes barrios, una variedad enorme de organizaciones, desde organizaciones de fomento, capillas, iglesias evangélicas, FMs comunitarias, centros de apoyo escolar, comedores, que existían muchos en esa época. Pensábamos que la base para entender a las organizaciones de base o comunitarias, más que lo que sucede en su interior o en sus estructuras internas, porque son organizaciones acotadas y pequeñas con un número reducido de miembros y liderazgos casi naturales, etc., era entender el tipo de relaciones hacia el exterior que tenían, sobre todo para obtener recursos genuinos de todo tipo, desde simbólicos hasta financieros, técnicos, asesoramiento, etc. Allí vimos que las organizaciones de base que prosperan o que logran desarrollarse o satisfacer las necesidades de las comunidades dentro de las cuales se encuentran son aquellas que logran insertarse en ciertos tipos de redes organizacionales o institucionales que los conectan con otros. Y de ahí la idea de capital social, pensada como redes y formas organizativas alternativas desarrolladas para satisfacer necesidades básicas, en un contexto de crisis económica, fallas de mercado y colapso del Estado.
Cuando volvimos a estudiar a las organizaciones años después, con estas hipótesis, vimos que había una falencia en la bibliografía sobre este tipo de organizaciones. En la literatura existente encontrábamos, incluso aún hoy, dos claves de análisis en las ciencias sociales para entender a las organizaciones comunitarias. Sintéticamente, hay una lectura sobre las organizaciones populares, fundamentalmente en el Gran Buenos Aires pero también en otras regiones de la Argentina, que hace girar la discusión casi exclusivamente en torno a formas de clientelismo político, con el supuesto implícito que como estos sectores subalternos no cuentan con recursos genuinos para sobrevivir, no pueden tampoco tener formas de organización autónomas o agendas propias y solamente pueden integrarse en estas estructuras subordinadas al poder político local, por un lado. Por otro lado, hay otra literatura que no se centraba en el clientelismo político – que era literatura pre 2001 aunque se sigue prolongando hasta hoy- sino que se enfocaba en el escenario de la crisis, y se interesaba por los movimientos sociales o el movimiento piquetero, indagando fundamentalmente sobre el surgimiento de formas de organización popular absolutamente autónomas del Estado, que lo demandan y presionan desde afuera.

 En una relación de conflicto permanente con el Estado

De conflicto y enfrentamiento por fuera del sistema político. Este tipo de literatura que podía ver una situación casi pre-revolucionaria en torno al 2001, después tiende a plantear que en los años posteriores hay un proceso de cooptación de estas formas organizativas, al ver que esta dinámica de confrontación y conflicto gradualmente tiende a morigerarse. Encuentra, incluso que algunos de estos movimientos o líderes terminan formando parte de las coaliciones gubernamentales. Entonces lo que ven es cooptación, “traición” explícitamente en algunos casos, debilitamiento, etc. Nos parecía que estos dos cuerpos de literatura eran pobres para entender lo que estaba pasando. Entonces nos enfocamos en un estudio de caso.

Sí, en un trabajo que está disponible en la publicación digital Postdata[i] y que titularon “Ni punteros ni piqueteros. Procesos de organización comunitaria durante el kirchnerismo. El caso de la urbanización de Villa Palito, La Matanza”.

Sí, buscamos otra forma de organización popular, original, endógena, que expresara las vicisitudes de esta época que era muy distinta a la de los noventa. Terminamos centrándonos en el Barrio Almafuerte, más conocido como Villa Palito, en San Justo, partido de La Matanza, en un proceso de urbanización en un asentamiento muy precario. Era un proceso muy interesante desde el punto de vista organizativo, político, social, económico, desde la faceta dela que se lo mirara. Desde la política local, desde la economía social, desde las formas organizativas, pero que la literatura dominante no proveía categorías para analizarlo.

Villa Palito parte de ser una cooperativa de vivienda que se crea a comienzos de los noventa, con el Plan Arraigo, experiencia que se frustra (como tantas otras experiencias de esa época) junto con la expectativa de urbanización del barrio que comienza en los años sesenta. Lo único que había en el barrio eran formas de clientelismo muy convencionales vinculados a la política local de La Matanza. Lo que surge es generar desde la iglesia católica con su párroco que estaba allí y algunos pocos miembros de la comunidad cercanos a él, una organización que pueda llevar adelante la urbanización vinculándose a políticas públicas como algo muy novedoso. Y lo que se da es un ciclo de muy pocos años, a partir del 2001…

El caso nos sirvió para plantear que había una originalidad propia de esta época y que así como en otros ciclos de la historia argentina, las organizaciones de base, comunitarias o populares habían sido explicadas desde otras categorías, este ciclo tenía otras particularidades. En este nuevo ciclo se abrían alianzas estratégicas e imbricaciones con el Estado en sus diferentes niveles, nacional, provincial y municipal, pero no necesariamente en una relación de cooptación o de subordinación o de pérdida de autonomía. La clave autonomía-heteronomía es inconducente muchas veces. Lo que aparece es una integración al Estado a diferentes niveles, para llevar una agenda propia que tienen las organizaciones, encontrando una ventana de oportunidad para llevar adelante una agenda que como en el caso de Villa Palito venían teniendo desde hacía muchísimos años.

¿Es después de 2003 que se renueva la conducción de la Cooperativa?

La Cooperativa Almafuerte estaba desde el año 1993, pero a partir de 2003 toma la cooperativa un nuevo grupo que busca vincularse a través del Programa de Mejoramiento Barrial, con Provincia, Nación y con el Municipio. Balestrini es en ese momento Intendente de La Matanza. Después de 2003 conocen a Néstor Kirchner en la Casa Rosada y luego lo invitan al barrio, en un acontecimiento absolutamente trascendental para el grupo. Era una organización que llevaba muchos años pero que estaba frustrada y atascada en una red clientelística. Ahora, lo que logran muy rápidamente, porque establecen una alianza con el Estado a diferentes niveles, sobre todo a nivel nacional, es la urbanización del barrio de forma absolutamente impensada para ellos y sobre todo para los vecinos que descreían de todo, porque habían pasado por todo tipo de fracasos. Y lo que se da en los años siguientes es que las expectativas de la organización se ven ampliamente superadas por las políticas públicas. Cada vez hay políticas más amplias y más inclusivas…

…Políticas que superan la agenda inicial de la cooperativa respecto del hábitat

Claro, pero además ellos se acoplan rápidamente y se van montando sobre estas políticas. En el caso de Villa Palito es clave entender el componente de la economía social como política pública que viene post 2003 crecientemente. En este barrio no se urbaniza con empresas contratistas sino lo que se hace es generar cooperativas con los mismos vecinos que son los que aprenden el oficio con algunos albañiles del barrio, se incorporan los jóvenes desempleados, que eran muchos. Construyen todo esas cooperativas: las casas del barrio, las veredas, todo.

De modo que el componente participativo de la implementación de las políticas públicas es extendido a todo nivel

Es llevado a sus últimas consecuencias. Y también lo que se da a la vez es una fuerte identificación política. Tanto es así que como es una experiencia exitosa y con mucha legitimidad, el principal referente de esta organización que era un adolescente del barrio que vendía facturas y que simplemente el párroco lo conocía, crece tanto como dirigente comunitario,  que el municipio termina llevándolo para crear una unidad ejecutora que se ocupa del relevamiento y urbanización de otros complejos habitacionales en La Matanza. Este partido  es enorme, así que lo lleva a otro mundo, con la idea de trasladar este tipo de forma de trabajar, llevar el trabajo comunitario como forma participativa y fortalecer los componentes de la economía social. Eso me pareció que era original y que no se parecía a formas previas. La experiencia de El Colmenar era diferente, enfrentado al Estado. En este caso, surgía vinculado con el gobierno en todos los niveles, vehiculizando políticas públicas

¿Cómo se da este proceso de revalorización de la política, de entendimiento con lo que ellos llaman la “nueva política”?

Es gradual y de convencimiento. Algunos referentes comunitarios son clave y se dan muy rápidamente algunos logros. Es clave la confianza porque deben abrir calles, lo que implica demoler casas para construir otras casas. Por eso la confianza es central, se logra con una tarea microscópica, vecino por vecino, casa por casa. Y con respeto a lo previo, cuando nosotros llegamos ya estaba casi completamente desplazado.

¿Cómo conviven, si es que lo hacen, formas clientelísticas tradicionales con estos nuevos vínculos, se integra de alguna manera al nuevo proceso el puntero tradicional?

En algunos casos, se integran y se reconvierten pero en la mayor parte diría que quedan marginados porque lo que pueden ofrecer o proveer es mínimo comparado con todo esto. Lo mismo diría con respecto a algunas organizaciones piqueteras o más contestatarias que existían en 2001 que también son desplazadas. Hay una lucha por el poder a nivel barrial. Lo que pasa es que este proyecto es el que puede canalizar todos estos recursos externos. Esta red que cubre el territorio, manzana por manzana, y tiende a desplazar al resto.

¿Y genera nuevos referentes que son más de base o barriales?

Son nuevos referentes locales, vecinos. Son comunitarios, tienen siempre muy metido en la cabeza las necesidades de la comunidad. Su discurso arranca desde lo barrial, pueden llegar mucho después a lo provincial o nacional, pero solo mucho después. De modo que hay un desplazamiento de referentes más tradicionales. Primero con fuertes luchas de poder pero a partir de 2003 cuando el proyecto se va volviendo hegemónico al interior del barrio, ya pierden su lugar y la red entorno a los nuevos líderes se vuelve hegemónica.

¿Y cómo funciona la presencia de los líderes barriales en la gestión del municipio, que algunos ven como cooptación, otros como institucionalización de experiencias?

Se da una transformación en este líder del barrio, Juan, que gana las elecciones y termina conduciendo la Cooperativa. También se da esa transformación en la gente que él lleva desde el barrio. Lo interesante es que son líderes barriales que no tienen una experiencia previa. Juan dice una y otra vez “yo no sabía cantar ni la marcha peronista”. De pronto deviene un dirigente municipal con pretensiones de continuar. El plantea, desde esa posición en la gestión municipal, que puede replicar la experiencia de Villa Palito en otros ámbitos. Lo cual no es automático, se tienen que dar muchas circunstancias. Ellos tienen la coyuntura de 2001, tienen un contacto con Balestrini, el Intendente y muy rápidamente con el gobierno nacional. Un punto de inflexión es antes que todo empiece, ellos logran que el Presidente Néstor Kirchner y el Gobernador Felipe Solá vayan al barrio a un acto que ellos organizan. Y después empieza a haber recursos. Ese es el gran cambio. La demanda de urbanización existió siempre.

Lo que cambia es entonces el volumen de recursos pero sobre todo la implicación de los vecinos del barrio en el proceso de urbanización

Se los implica en todo el proceso.

Esto rompe con la relación previa más de tipo clientelística

Claro, lo que hay aquí es un vuelco de recursos enormes en términos comparativos y una idea de que esto se hace basándose en una red de organizaciones barriales interna o endógena. No es comparable con los recursos que movilizaban los punteros tradicionales en los años noventa, ni con la forma de implicar a las organizaciones. Esto lo relataba Javier Auyero describiendo el clientelismo político como el intercambio de pequeños favores y pequeñas soluciones para la vida cotidiana Por eso es diferente. El caso me pareció muy interesante, sobre todo para establecer algún paralelo con la experiencia de El Colmenar.

¿Ustedes volvieron en años del kirchnerismo a la experiencia de Moreno, cierto?

Sí, pero a comienzos del período. Uno de los primeros actos de Néstor como Presidente es en Cuartel Quinto, Moreno. La mutual El Colmenar es diferente de la experiencia de Matanza en cuanto a que en los noventa, ellos tejieron una red muy amplia por fuera de lo gubernamental, con otro perfil, con presencia de líderes que venían de los años setenta que habían estado encarcelados. Villa Palito es claramente una experiencia de la última década. El tipo de organizaciones viene desde hace mucho tiempo, el vínculo más típico es la iglesia católica, la pastoral villera, que se puede remontar a los setenta. El párroco era muy joven en ese momento, pero se enmarca en una tradición que se remonta a Múgica. Y las organizaciones del barrio tenían poca experiencia,  que se limitaba a organizaciones barriales, con poco vínculo con la política. Esto cambia a partir del Kirchnerismo, donde hay un involucramiento mucho mayor.

De modo que el impacto de la política pública sobre las organizaciones del barrio es muy. ¿Y cómo asimila el párroco en su rol todo este proceso?

Él acompaña en un rol clave en el comienzo y después lo deja ir. El proceso lo excede. Hay tensiones, siempre las hay. Hay cooperativas más cercanas a la parroquia, hay otras más nuevas, algunas siguen trabajando en construcción de viviendas en otras zonas que terminan haciendo veredas como contratistas para el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Hay mucha diversidad. Se urbanizó, se construyó la escuela pública, la plaza. Es una coyuntura histórica, político-social especial que lo habilita.

¿Y cómo es el proceso de construcción de una identidad política?

Está muy asociado a lo nacional-popular y al kirchnerismo, difícilmente se pueda concebir por fuera. Es un elemento constitutivo de la organización. No es que haya una tensión autonomía-heteronomía, hay identificación directa. Logran esto porque forman parte de lo otro, no es algo que ellos se planteen como algo problemático. Este fuerte vínculo con las políticas públicas aparece desde el origen, todo un aprendizaje se da en este sentido.

Habrá que ver los desafíos que enfrentarán en esta nueva etapa. Rescatando algunos de tus comentarios, parece que la presencia del Estado a través de los diferentes instrumentos de intervención en estos últimos años en la región, a diferencia de los años noventa, ha sido profunda, tanto porque hablamos de un territorio transformado,  como de un proceso de empoderamiento de las organizaciones populares. Hablamos de ampliación de derechos, de desarrollo y formalización de redes, de aprendizaje sobre la gestión de los recursos públicos y sobre la implementación de procesos colectivos de mejora de las condiciones del barrio, etcétera. Es este componente participativo amplio, que en esta última década se materializa, lo que pareciera ser más potente en el proceso de transformación del escenario social y político en el Conurbano Bonaerense.

Es así, las organizaciones  tienen un territorio transformado. ¿Cómo sigue esto…? Creo que  prosigue muy implicado con la política municipal, como muchas otras organizaciones vinculadas con la economía social. Ellos tienen una identidad muy fuerte con el movimiento político a nivel nacional. Qué pasará con eso… difícil saber.

[i]http://www.scielo.org.ar/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1851-96012013000200001

(1)  Investigadora docente del Area de Estado, Gobierno y Administración Pública del Instituto del Conurbano, UNGS. Socióloga Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires. Magíster en Política Comparada Latinoamericana (LSE Reino Unido, 2008). Miembro del equipo de investigadores del Observatorio del Conurbano

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