Por Elsa Pereyra [1]
2015 constituye una bisagra decisiva en nuestra historia política desde que en 1983 recuperamos las formas democráticas de gobierno. Por un lado, el proyecto político del Frente para la Victoria afrontará un importante desafío para sostener su continuidad, no sólo porque varios de los principios que lo organizan –sobre todo el del crecimiento basado en el consumo personal-, han experimentado un inevitable desgaste luego de tantos años de gobierno, sino y fundamentalmente porque deberá validar el apoyo popular en un contexto de recambio de figuras cuyo liderazgo no se traspasa como el bastón presidencial. Por el otro, viene construyéndose una “nueva derecha” competitiva electoralmente, que de acuerdo con el inagotable mercado de las encuestas contaría con chances ciertas para convertirse en opción ante las dos vertientes del peronismo expresadas en el Frente para la Victoria y el Frente Renovador.
Si estos desafíos y chances se juegan a lo largo y ancho del país, dando lugar a estrategias y alianzas de lo más variadas e impensadas, su locus por excelencia es la Provincia de Buenos Aires y, dentro de ella, el Conurbano bonaerense. Desde que en 1994 fuera suprimido el Colegio Electoral en la reforma de la Constitución Nacional, propiciando de esta manera la elección directa del presidente y vicepresidente, la importancia de ambos se acentuó aún más, al punto de que el Conurbano se convirtió en una especie de “coto de caza” de todas las fuerzas políticas en condiciones de disputar los favores populares, y la de la Provincia de Buenos Aires recibe no sin razón la calificación de “madre de todas las batallas” en materia electoral […]
[1] Investigadora Docente de la Lic. en Administración Pública de la Universidad Nacional de General Sarmiento. Profesora de Historia de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires. Docente de la Escuela de Política y Gobierno de la Universidad Nacional de San Martín. Candidata al Doctorado en Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires. Magister en Administración Pública y Políticas Públicas de la Universidad de San Andrés. También ha desarrollado tareas de docencia en la Carrera de Historia de la Facultad de Filosofía y Letras, de la Universidad de Buenos Aires.