Por Rodrigo Carmona y Bárbara Couto, con la colaboración de Sebastián Rotondo, Diego Amorín

La llegada de un nuevo 01 de mayo nos invita hacer un balance de la situación sociolaboral actual en nuestro país y sus impactos más específicos en el conurbano bonaerense. Una  reflexión inicial resalta la persistencia de un escenario fuertemente complejo dado los efectos perjudiciales pre-pandemia (asociados al último ciclo neoliberal) como los propios de la pandemia todavía vigentes, sumado a las consecuencias provocadas por la guerra entre Rusia y Ucrania, que repercute en el incremento acelerado de los precios de la canasta básica.

En primer término, una consideración en base a INDEC sobre el nivel de ingresos hasta fines del año pasado daba cuenta  que los trabajadores habían tenido una caída promedio de casi el 20 por ciento en el sector privado y cerca del 25 por ciento en el sector público, a lo cual se agregaba un declive aún más pronunciado del sector informal, durante el gobierno de Cambiemos y los dos años del gobierno de Alberto Fernández con el COVID-19 (Manzanelli y Calvo, 2021). Del mismo modo, los primeros meses de este año muestran una inflación acumulada del 16,1 por ciento, siendo el mes de marzo con 6,7 por ciento la cifra más alta de los últimos 20 años, y dónde los precios de los alimentos subieron para el trimestre casi un 21 por ciento.

En este marco de fuerte pérdida de poder adquisitivo el gobierno nacional buscó desarrollar acciones paliativas.  Las principales medidas desplegadas, como el incremento del 50 por ciento del monto correspondiente a la Tarjeta Alimentar (que perciben más de 2 millones de titulares y llega a más de 4 millones de personas) y los bonos a jubilados (que alcanzan dos jubilaciones mínimas), a trabajadores informales y monotributistas sociales y de las categorías más bajas (que representan un conjunto de 13 millones de personas), si bien pertinentes, resultan parciales para atender la retracción general de ingresos y salarios que viene desde el año 2016 y que se ha acentuado fuertemente con la pandemia. Todo este proceso se desarrolla en un contexto de fragmentación significativa del mercado de trabajo y niveles altos de informalidad y precariedad, aunque con mejoras sostenidas en la generación de empleo durante los últimos meses.

El presente informe combina dos fuentes de información para el análisis intraregional sobre el conurbano bonaerense, una del Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA) sobre empleo registrado, con un análisis de 7 subregiones y otra de la Encuesta de Hogares y Empleo de la Provincia de Buenos Aires sobre desocupación y empleo asalariado informal, con un análisis de 5 dominios estadísticos. Esto significa que la construcción y recortes dentro de la región conurbano bonaerense aunque no coinciden, permiten ponderar heterogeneidades importantes. El mapa de la producción y el empleo es un recurso interactivo que integra las fuentes mencionadas en capas de información diferenciadas y funciona de complemento al presente análisis.